Los humanos son seres frágiles e inestables, cambiamos de opinión como de traje. Tan solo hay una cosa en este delirante mundo que se mantiene constante... El poso amargo que queda en el fondo de la taza de café.
Un pequeño y a la vez gran soñador que cada noche emprende un largo viaje onírico sobre su amado barco, surcando la suavidad de las nubes y el fino y suave cabello de los sueños de otras personas.
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